Gina Vasconcelos

Escorias, es la única palabra que Gina puede utilizar para prácticamente el resto del mundo. No le gusta la gente; desde la muerte de su hermano no ha vuelto a congeniar con nadie a quien la sociedad no tache de lacra, delincuente, bueno para nada, adicto, holgazán y cuanto adjetivo se les ocurra para alguien con tatuajes y sí, quizás algo anarquista. Le gusta mucho hacer amigos, pero es muy difícil que alguien quiera serlo realmente, pues las primeras impresiones que Gina da, no siempre son las más simpáticas, y quienes llegan a ser sus amigos tampoco son de lo mejor.
A Gina le fastidia que se metan con su vida, quiere a sus padres, pero no los tolera; ni a ellos, ni al resto de su familia, ni a la mayoría de sus profesores, ni a los adolescentes pre-adultos con los que la obligaron a congeniar en escuelas de prestigio, todos forrados de dinero, como su propia familia.
A diferencia de lo que muchos piensan, Gina no disfruta realmente molestar a los demás, al contrario, le colma la paciencia que alguien la obligue a hacerlo, porque significa que la hartó con críticas o comentarios idiotas, causas por las que casi todos los días tiene peleas en la escuela pues poco le importa si tiene que insultar, golpear o amenazar para callar a quien no le parezca. A Gina le importa muy poco lo que haga cualquiera con su vida, ya sea ganar un Premio Nobel o suicidarse, mejor para ella, todo siempre y cuando jamás se les ocurra interrumpir con su propia vida.
Quienes llegan a ser sus amigos saben que Gina es sincera, casi cruel; es fiestera, anarquista, incrédula, por no decir escéptica; grosera, indiferente, alcohólica, incluso impúdica; directa y muy segura, odiosa, peleonera, enojona, gritona, desobediente y realmente casi todo lo malo para la sociedad, pero igualmente, quienes la conocen y reconocen, saben que Gina es increíblemente inteligente, extremadamente culta y con cualidades sorprendentes, pues puede organizar desde una fiesta a muerte hasta una tertulia filosófica. Está consciente de que muchos de los que se llaman "rebeldes" son estúpidos que no saben ni hablar, y ella va incluso en contra de muchos de los "suyos".
Sus únicas autoridades son las ciencias exactas, pues sabe que contrario a los humanos, nunca se equivocan. Las palabras de los libros son las únicas que escucha y que puede llegar a obedecer. Fácilmente puede acabar a alguien a golpes, pero ella sabe que disfruta mucho más destrozar con palabras, aprovechándose de la ignorancia de las personas. Muchos de sus amigos podrán ser agresivos, duros y atemorizantes, pero muchos otros también son letrados, filosóficos y eruditos.
De hecho, aunque Gina no reconoce la palabra "amor" como muchos la identifican, sabe que si algún día llegara a encontrar al hombre con el que pasaría más tiempo de lo común y a quien consideraría como "pareja", sería quien la entendiera realmente, que no pensara que por meter la cabeza en los libros es una matada, ni mucho menos que la crea un animal luego de verla lanzarse a golpear a alguien. Que no por ser callada y mirar a todos con desprecio la encuentre seca y aborrecible.
Gina jamás se ha enamorado.

Gina nació en medio de una familia heredera de una sucia fortuna, lograda a través de fraudes y extorsiones, más precisamente, de una familia de políticos. Su padre y su madre eran importantes figuras públicas al igual que su hermano once años mayor. Desde siempre asistió a escuelas particulares donde fue una muñeca más del dinero. Apenas le enseñaban, apenas aprendía, apenas vivía. Para sus padres como para el resto de la sociedad, era sólo otro de los adornos del corrupto sistema dentro del que iba creciendo.
Cuando cumple quince años su hermano es asesinado por tener tratos con el crimen organizado, y toda la popularidad de su familia comienza a caer, lo que no significó que salieran de sus importantes puestos políticos, al contrario, por sus ligas tan poderosas, alcanzaron puestos más altos, donde pudieran refugiarse mejor de todos los conflictos públicos.
Hasta ese momento la vida de Gina no había sido más que escuela y viajes, algunos pocos amigos adinerados con los que jugaba en su mansión y conocidos de sus padres quienes le regalaban cosas. Jamás tuvo mucho contacto con su hermano que todo el tiempo estaba fuera de casa, y sus padres no le prestaban atención mas que para arreglarla para el siguiente mitin, conferencia de prensa o entrevista que alguno de los dos tuviera. En la escuela no tenía las mejores calificaciones, pero tampoco era reprobatoria. Prácticamente Gina era un cero a la izquierda en todos los ámbitos de su vida hasta que la muerte de su hermano la revolucionó por completo. Sus padres la enviaron a vivir con uno de sus tíos empresarios al norte de México, quienes pusieron a Gina al cargo de la gerente de una de sus tantas textilerías. Ahí fue donde la niña aprendió que la vida no era nada de lo que ella había estado viviendo. La compañía de las costureras y los demás empleados de la empresa le mostraron la humildad y la pobreza; ahí conoció a madres solteras y madres que también habían perdido a alguien por el crimen organizado. Fue entre hilos, telas, pantalones y agujas que Gina entendió la banalidad del dinero y del poder; lo mucho que aborrecía la vida de los "altos" y lo mucho que le gustaba aprender algo más que administración, política, economía o sociología.
Pasó tres años viviendo con sus tíos, mismos tres años en los que volvió a nacer, como una chica dura, incrédula y sin compasión por nadie que no se la ganara. Se dio cuenta de las mentiras con las que había crecido y prefirió romperlas todas arrancándolas de tajo. Se cortó el cabello, se hizo tatuajes y se cambió de su escuela particular a una pública. Comenzó a salir a fiestas, a tener novios y a dejar de llegar a casa. Trabajó de mesera, de encargada de un ciber-café, de asistente de barman y hasta de costurera en la misma textilera de sus tíos por año y medio.
Luego de egresar de la media superior, su primo fue asesinado en un viaje de carretera. Apenas un mes después ya estaba de camino a la Nightove University, lejos de su país y sus padres esperaban, también del mismo futuro que su hermano.