Destiny Broussard

Si alguien quisiera definir a Destiny en solo tres palabras, probablemente estas serían:
Bipolar, dulce y sensual.
En cierto punto, es bastante extrovertida, incluso con gente que no conoce. Pero, su defecto en aquel sentido es que en algunos momentos, puede estar riendo y, luego enfadarse rápidamente.
Destiny en su vida no tuvo tiempo para ser una muchacha social, ni tener amigos. Más bien era ermitaña. Pero a pesar de esto, ahora luego de unos meses, tiene varios amigos.
Al mismo tiempo es una chica sencilla, a pesar de que luego de la muerte de Drake, su padre se enriqueció, ella nunca quiso ver ningún centavo. Sus lazos con su padre se habían roto luego de esto y no esperaba volver a crearlos.
En el caso de amor, Destiny nunca tuvo novios. No se trata de su físico, sino más bien de su caracter arisco al intentar ser algo más...
Pero uno nunca sabe qué puede llegar a suceder...

Cuando nació Destiny era un día frío y húmedo. Se trataba de aquellos días en los que tu único deseo es dormir y no despertar jamás. Eso deseaba hacer Jennifer, pero aquel día dio luz a las tres de la tarde a una pequeña llamada Destiny. El parto fue tuvo una serie de complicaciones y debido a ello a Jennifer le informaron que quizás le sería imposible volver a tener hijos. Esa fue una de las razones por las que el cumpleaños de Destiny se transformó en un día duro para Jennifer. A pesar de que nunca lo admitió en público, Destiny sabía que todos los catorce de junio, su madre lloraba amargamente. Y, hasta cierto punto lo comprendía, ya que Jennifer siempre había deseado tener muchos hijos.
Cuando Destiny cumplió los cinco años de edad, su madre quedó embarazada nuevamente, lo cual todos creían imposible, e incluso para ella fue una gran sorpresa. ¡Iba a ser madre de nuevo! Era como si todos sus sueños, dejaran de ser producto de su imaginación y se volvieran realidad.

Pero la vida no es tan sencilla como parece, siempre hay un precio que pagar. El problema era, ¿qué tan caro seria? Cuando Jennifer estaba embarazada de seis meses le diagonistaron cancer. Al principio, Jennifer lo mantuvo en secreto, de todas formas pensó que iba a tener tiempo para comenzar los tratamientos necesarios y ahora no quería preocupar a nadie. No pensaba en la muerte, hasta que el médico una semana más tarde, confirmó que su situación era critica. Así que forzosamente comenzó la quimioterapia embarazada. Sabía no podía abortar ya que su hijo había estado más de seis meses en su vientre. De todas formas aunque hubiera podido, no lo hubiera hecho.

Jennifer conocía el final de la historia lo único que le asustaba era dejar a sus dos hijos y a su esposo en la deriva y también pensar que tal vez su hijo sufriría de algún problema producto de la quimioterapia.

Jennifer Broussard falleció el diez de julio en un pequeño hospital de California. Y, su hijo Drake Broussard nació el mismo día con solo siete meses en el vientre de su madre, por eso mismo sus oídos no funcionaban y también quizás por los tratamientos a los que había sido sometida Jennifer.

Thomas Broussard parecía negado de hablar del tema y ver al pequeño. En cambio, Destiny estaba muy segura de querer conocerlo. Al verlo no pudo evitar sonreír. Aquel bebé parecía tan feliz de vivir, con tantas fuerzas, que había hecho que su hermana estuviera orgullosa de él. Lo nombraron así, debido a que el padre de Thomas llevaba el mismo nombre.

Diez años después, la relación entre Destiny y su hermano era fuerte. A pesar de que Drake no pudiera escuchar, Destiny siempre lo había tratado como a una persona normal. Sin importar los problemas que Drake tuviera su hermana lo amaría con toda su alma. La única situación que no toleraba era que Thomas no pensaba lo mismo. De hecho, odiaba a Drake, estaba seguro de que él había sido el culpable de la muerte de su madre cuando en realidad no había tenido nada que ver. Ese año, a Drake le diagnosticaron leucemia. Para Destiny el mundo que conocía se derrumbaba, y no podía evitar sentirse dolida y odiar Dios por querer quitarle a su hermano. Su relación no cambió demasiado, pero sí la vida de Destiny. Desde los quince años, comenzó a faltar a clases. Necesitaba pasar tiempo con su hermano. El instituto pareció comprenderlo al menos al principio...

Luego de dos años, la situación parecía empeorar notablemente, la vida de su hermano pendía de un débil hilo que todos los días se podía romper. Esa era una de las razones por las que cuando se acostaba en la cama no podía dormir. Siempre quería estar allí presente para él, por las dudas. Es decir... quizás tenía ataques de tos por la noche y su padre seguiría roncando desnudo con una mujer a su lado.

Como si fuera poco no solo debía cuidar su hermano, sino también trabajar para conseguir dinero para seguir con el tratamiento de Drake. A pesar de que su padre trabajaba el dinero no alcanzaba para demasiado, ya que los medicamentos eran demasiado caros.

En su mente solo había problemas y ninguna solución. Con solo diecisiete años de edad tenía que tomar decisiones demasiado necesarias, sin nadie que la ayudara, así que había aprendido a madurar rápidamente.

Pero la historia no termina allí, luego de todos aquellos años compartidos, Drake murió. No obstante, no había sido su padre quien la había liberado de tanta presión, ni su madre, sino Drake. La había hecho libre nuevamente. Por aquella razón, Destiny decidió irse. Para olvidar.

Pero nada es tan fácil como parece.