I could do it better. • Violet J. Kendrik.

por **Jennette K. Mackenzie** Jue Sep 06, 2012 2:29 pm

Recorría los pasillos de la fraternidad que tanto amaba como si nunca me hubiese ido. No todo había cambiado en mi ausencia. Sonreía cada tanto, un poco nostálgica. Era extraño pasearme por ahí, a veces me olvidaba que ya no tenía ningún deber sobre esta, que ya no me necesitaba tanto como yo siempre lo haría. Resultaba gracioso pensar que cuando entré a gritos y regañadientes a aquel lugar lo único que quería era largarme de ahí, pues había sido decisión de mis padres que formara parte de la misma universidad que mi hermana, todo para que ella terminara yéndose a Italia y yo me apegara más y más a la universidad, a mi fraternidad. Mis ojos no perdían detalle alguno de nada, las paredes, los cuadros fotográficos, tablones de anuncios, los colores representativos y los adornos tan distintos a las otras fraternidades. Incluso después del tiempo que me había ido conocía mejor aquel lugar que mi propio hogar. Me detuve en seco cuando mis ojos se encontraron frente a frente con los de aquel personaje que tanto admiraba. ─ Tú sí que fuiste grande. ─ Murmuré esbozando una leve sonrisa. Edward J. Adams, el fundador de Nadmean representaba el orgullo para esa fraternidad. Ningún líder había sido como él y posiblemente ninguno lo sería. Me era inevitable pensar en la deplorable situación que se encontraba la casa azul. Era frustrante que simplemente nada ayudaba, los miembros no mostraban el interés de antes e incluso se había creado rivalidad con la fraternidad aliada. Maldecía el día en el que el imbécil que creó la Logia llegó al mundo. Mal nacido, bastardo desgraciado.

Solté un suspiro controlando aquella ira que me consumía cada vez que pensaba en cómo le había fallado a mi propia fraternidad y con ello, a mi misma. ─ Estúpida Gallow, me haces falta. ─ Susurré a lo bajo. Ella era mi mano derecha, me había apoyado en todo desde que llegó a la universidad y simplemente cuando estaba en vida no podía imaginarme sin su sustento. Continué mi caminata un tanto abatida, encontrarme con la mirada de Adams no me había inspirado como las últimas mil veces. Estaba tan perdida en mis pensamientos que me fue imposible percatarme de que me dirigía al final del pasillo y que debía doblar camino, pero era demasiado tarde, para cuando reaccioné ya había chocado contra alguien. ─ Dem-…─ Pronuncié apenas parpadeando un par de veces intentando ver contra quién había sido el golpe. ─ Violet… Demonios, perdóname, lo siento mucho. ─ Me disculpé al ver cómo sobaba su frente. ─ Me distraje otra vez. ─ Excusé mi acción riendo suavemente. Ella me conocía lo suficiente como para saber que solía irme del mundo un rato cuando me atrapaban mis propios problemas existenciales y eso de alguna forma me aliviaba, pues siempre me comprendía.

por **Violet J. Kendrik** Sáb Sep 15, 2012 5:22 pm

Acababa de salir de las oficinas de administración, había sido llamada un par de veces y no me reporte… eso me recordaba mi pasado, las llamadas de atención todo el maldito tiempo, tal vez por eso trataba de ignorarlas, aun que pensativa trataba de recordar que cosa había hecho mal para que me necesitaran en las oficinas de administración. Luego de un par de días no pude ignorar el llamado insistente por completo, así que me acerque con un poco de intriga, en mi cabeza rodaba toda clase de cosas, recordé un par de profesores con los que había discutido la semana anterior, habían sido unas fuertes discusiones, nada extraño en mí, me repetía continuamente. Atravesé la puerta de la oficina sintiendo de golpe del aire acondicionado en mi rostro, yo estaba en silencio pero con el ceño fruncido, esperaba que esta llamada fuese por algo relevante, de lo contrario mi ira se desataría al pensar que me fui obligada a ir al establecimiento por una estúpida llamada de atención. Luego de unos 30 minutos en la oficina, recibí la noticia de que gracias a unas votaciones en la universidad de aquellos estudiantes pertenecientes a Nadmean, me abrían elegido como líder de la fraternidad.

La noticia me callo por sorpresa, no negaba que me gustara la universidad, ese lugar se había convertido en algo mejor que mi hogar, me sentía cómoda y la fraternidad a la que pertenecía era algo así como mi “familia” ya tenía un fuerte vinculo con varios hermanos de fraternidad y por ende me sentía más que cómoda. Para que el anuncio sobre mi elección como líder se estableciera, debía yo, aceptar el cargo, como primera y única condición; lo pensé por unos minutos, para ser sincera nunca había sido líder, tampoco tenía las mejores relaciones sociales pero si de algo estaba segura era que si llegase a aceptar el puesto, daría todo de mi por mejorar la situación de Nadmean. Acepte el reto de ser líder y luego de esto salí rápidamente a buscar a Jennette, era la primera persona a quien quería contárselo pues yo conocía su estrecha relación e historia entre ella y la fraternidad.

Le pregunte a un par de estudiantes sobre su paradero, y luego de que algunos me respondieran que la habían visto rodear los pasillos de la fraternidad, me decidí ir hacia allí lo más pronto posible. Mis pasos eran grandes y rápidos, hasta que llegue hasta la “casa azul” recorrí algunos pasillos sin hallar el más mínimo rastro de la rubia pero en algunas ocasiones me entretuve viendo los recuadros, las personas que ya habían liderado a Nadmean y por momentos no podía dejar de imaginarme en esa situación de líder, con todo un conjunto de responsabilidades encima; sonreí al pensar las cosas que me esperaba y sobre todo lo que le esperaba a la fraternidad con mi liderazgo, de seguro trataría de hacer las cosas a la perfección. De un momento a otro sentí que una chica choco fuertemente contra mí, al escuchar su voz supe que era Jenn, le sonríe y respondí –no te preocupes, está bien… me imagino en todo lo que pensabas al estar en este lugar- agregue con un tono de nostalgia –sabes? Aun que no llevo mucho tiempo aquí y sin embargo este lugar ha sido para mí, la mejor experiencia, es decir, los tengo a ustedes, a Derek… aquí siento que todo está bien, por eso de alguna forma me siento obligada a devolverle eso que me ha dado a la fraternidad- le dije tomándola del brazo y conduciéndola a unos pequeños escalones para tomar asiento.

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