Samantha Hamilton {ID}

Sam a primera vista puede parecer una chica antipática, una de esas pijas con las que a uno le da diarrea de sólo pensar en toparse con ellas, pero es todo lo contrario. Tiene un carácter muy relajado, aunque quizás despreocupado sería la palabra correcta. El mundo se puede estar cayendo sobre sus hombros, pero ella lo lleva bien.
"Lo que ves es lo que hay", se aplica a la perfección con Samantha. Todos los que la conocen la etiquetan como una persona realmente transparente, que no trata de ser alguien más para ser aceptada, odia las caretas y falsedades, que se ama por quién es y si a alguien no le gusta, pues que pena por ése alguien. Sus ojos color avellana son como un libro abierto a sus emociones, reflejan lo que piensa y como se siente, y no es capaz de ocultar la verdad a los demás. Le resulta casi imposible mentir, y cada vez que lo intenta, la descubren.
Sam es una chica realmente alegre, le sonríe a la vida, y la vida le sonríe a ella. Es muy extrovertida, y no tiene ni una pizca de vergüenza.
Es una chica fuerte, sabe lo que quiere, y pelea hasta conseguirlo. No se deja derrotar fácilmente. Siempre ha de tener la última palabra y no le afecta lo que la gente piense o diga de ella.
Es muy sincera, dice las cosas a la cara, no se va con rodeos y espera que hagan lo mismo con ella. Gracias a su personalidad y sonrisa, siempre obtiene lo que quiere, y se enfada cuando no es así.
Busca ser la mejor amiga de todos, siempre está allí para apoyar al amigo que está mal, y se preocupa por todos los que estén a su alrededor, sean amigos o no, cosa que a veces le pasa la cuenta, porque, al menos de pequeña, solían aprovecharse de su nobleza. Ama a la gente por quién es, no se preocupa tanto por la belleza exterior -aunque sí que la sabe apreciar-, sino por la interior, porque sabe que allí dentro es donde se ve quién vale y quién no.
Muy ocurrente y creativa. Es una chica muy divertida, aunque no se dé cuenta, y hablar con ella se hace muy fácil, pues nunca habrá silencios incómodos gracias a su chispeante carisma. Pero como te puede hacer reír fácilmente, puede dejar tu ánimo por los suelos con sólo una palabra.
Sarcástica a más no poder. Siempre ha tener la última palabra y odia no tener la razón. Es perfeccionista a morir, piensa que si las cosas no se hacen a su manera, no están bien hechas. Nunca está 100% conforme consigo misma, y cree que puede hacer las cosas aún mejor. Ama tener las situaciones bajo control, y que todo sea perfecto, como ella debe ser.
Es impredecible, nadie nunca sabe cuál será su siguiente movimiento, y eso la mantiene en una ventaja constante. No es que vaya analizando cada cosa que hace, pero sí cree que la vida es como un juego de ajedrez, y que cada acto tiene su consecuencia futuro.
Coqueta en extremo. Es algo egocéntrica, pero sin caer en un culto a sí misma. Curiosa y cotilla en extremo. Celosa por naturaleza, es algo posesiva con los suyos. Odia cuando le gusta algún chico y él le presta atención a otra chica, aunque sea para sacarle celos y tener su atención.
Odia que la traten como a una niñita, aunque a veces se comporta como tal, necesita a alguien que la baje de las nubes, como un cable a tierra.
Algunos pueden pensar que está media loca, y posiblemente sea verdad, pero ya verás que te divertirás con ella, claro, si logras que abra su corazón contigo.

Nació en Galway, Irlanda, la noche del 4 de Mayo de 1993, mas cuando tenía 2 años, a su padre le ofrecieron un trabajo muy bien pagado en Dublín, por lo que mudaron a la capital. Tenía un hermano, James, 4 años mayor que ella. Siempre jugaban juntos y raramente discutían. James tenía un instinto protector con Samantha, era como una especie de padre para ella.
Cuando Samantha tenía 9 años, sus padres decidieron divorciarse. Solían discutir demasiado. Su padre, William se mudó a alguna parte de Inglaterra, y poco más supieron de él después. Los hermanos lo superaron fácilmente pues entendieron que así, su madre, Bridget, se sentía mejor, y tenían un ambiente familiar más tranquilo y grato.
Samantha se destacó desde pequeña por ser una chica de muy buenas calificaciones, y en su adolescencia, mejoró eso, debido a su excesiva competitividad.
Con sólo 12 años, a Samantha le tocó vivir el momento más amargo de su vida: la muerte de James, su querido hermano. Él se había vuelto bastante conflictivo, estaba enganchado al alcohol y salía mucho de fiesta. Una de esas noches, él y un amigo suyo tuvieron un accidente de coche, saliendo ambos sin vida de éste mismo.
La noticia provocó una depresión en Bridget. William sólo volvió para el entierro y se quedó un par de semanas más para ayudar a su hija a superar la pérdida. En esos días, William y Bridget discutieron más que en todos los años de matrimonio, no se ponían de acuerdo en nada, y la pérdida de su hijo, no hizo más que agravar la situación.
Samantha tuvo que madurar rápido porque la pérdida de un ser tan querido como lo era su hermano, fue un golpe duro para ella. También debía ayudar en casa, porque a su madre, la depresión le duró varios años, pero sus calificaciones y su habitual alegría no desaparecieron. Esa alegría tardó meses en volver a su nivel habitual, aunque, cada vez que reía, recordaba a su hermano con pesadumbre.
Samantha, a lo largo de su adolescencia, tuvo un sólo novio, pero le fue suficiente. Con él pasó muchas cosas, pero él la engañó, con una chica de su círculo de amigas, y con eso, para Samantha todo se acabó con los hombres, al menos por la secundaria. Anhela volver a encontrar el amor otra vez, pero que ésta sea real.