Tocado y hundido. ¿Qué no puede arreglar un buen café? [Delilah Agnelli]

Era lunes, odioso lunes y yo me estaba subiendo por las paredes. Mentalmente, porque mi cuerpo no se dignaba a responder. Había pasado un fin de semana movidito, habitual pero con demasiadas cosas. Mi hermana estaba liandose de nuevo con mi amigo Zack, el cual la destrozó cuando era adolescente y , a pesar de ser mi amigo, tenia ganas de hacerle comer comida batida para los restos. Mis hermanos estaban más pesados últimamente con Joce, parecía que tenían una apuesta millonaria por ser el primero en entrar en su cama y yo, bueno, yo lo intenté, pero me había cansado. ¿Y si simplemente miraba a otro lado y buscaba un nuevo objetivo? ¿Y si pasaba de ella y seguía con mi vida como antes de una vez? Quizás no todo estaba perdido y podía volver a ser el Roberts de antes. Ese apellido que me acompañaba lleno de valentía y seguridad en mi mismo. Llevaba en la sangre ser un conquistador nato y últimamente solo iba detrás de una falda. Debía continuar con mi vida, aferrarme a la libertad y vivir...simplemente vivir.
La verdad es que en ese instante hubiese dado lo que fuese por una botella de Jack Daniel´s o una cerveza pero estaba en la Universidad y debía aparentar ser un profesor y no yo mismo. La investigación estaba en un callejón sin salida y yo ya no sabía que explicar en clase de música...habia agotado la reproducción de vinilos de los Rollings, Guns y alguno que otro de Pink Floyd...me estaba quedando sin ideas.
Recordé que aun llevaba las gafas de sol pero no me las quité mientras apoyaba los brazos en la mesa. Miré por encima de mis Ray Ban plateadas a mi alrededor unos segundos justo antes de continuar con mi café. Mi delicioso y caliente café.