Ni débil ni sentimental [Privado]

Esta mañana me había puesto en pie mucho antes de lo normal, por lo general siempre andaba a las prisas alistándome para clases, pero hoy había estado lista desde mucho antes, probablemente porque era sábado y no tenia clases, aunque no podía salir del campus por ordenes de mi padre, pero este día definitivamente debía levantarme el castigo, hoy no podía mantenerme encerrada en este lugar, aunque en realidad jamás lograba aprisionarme, de una u otra forma siempre escapaba, pero este día tenía que hacerlo todo bien, el aniversario de mi madre era al día siguiente, así que en cualquier momento mi padre me avisaría que ya había llegado desde Seúl para que fuera a casa y así poder ir a visitar su tumba temprano.

Pasaron varias horas sin que mi móvil sonara, incluso había terminado por salir de la habitación estaba por despertar a Min Ki, comencé a caminar sin rumbo fijo, era increíble la tranquilidad del lugar un sábado por la mañana, sería que nunca madrugaba tanto, vague por los pasillos como si fuese un alma en pena, mi padre siempre llamaba temprano para avisarme sobre ese día, que estaba pasando?, al final me canse de esperar, algo debía hacer para no sentir el tiempo, llegue hasta el salón de baile y entre, sonreí y fui directo al reproductor, puse algo de música y comencé a bailar, eso me distraería un rato.

No sabía cuanto tiempo había hecho ya, pero al fin el sonido de mi móvil me saco de mis concentración, apenas lo escuche corrí y lo tome, conteste rápidamente – Appa~!!, paso algo, porque no había llamado? – pregunte, aunque no me gustara demostrarlo me preocupaba por él – No es nada… Han Eul, este año no visitaremos la tumba de tu madre, creo que es tiempo que dejemos de hacerlo – no podía ser cierto, me negaba a dar crédito a dichas palabras, dejar de ir?, estaba loco – Yah~!!… si tu no quieres verla no es mi problema, pero yo si la visitare, eso es algo que no puedes negarme – hable con tono serio – No puedes salir del colegio, no tienes mi autorización – dijo sin más reacción en su voz – Pues iré… mañana yo estaré visitando a mi madre – lo rete – Si sales del colegio me asegurare que tus tarjetas, tu auto y tus salidas no vuelva jamás – incluso me amenazaba – NO PUES IMPEDÍRMELO!! – grite antes de lanzar con fuerza el móvil al piso, sin pensarlo siquiera lo pise con fuerza, estaba furiosa, seguro era esa bruja la que le había metido esa estúpida idea, tenía que ser ella.

Mi enojo no se calmaba, quería salir corriendo y gritarle a la cara, pero no podía hacerlo, me comenzaba a frustrar y lo único que podía hacer era lo que no quería, termine sentándome en el piso, recargada en la pared con mi cara entre mis piernas y las lagrimas corriendo por mis mejillas, hacía tanto que no lloraba, pero hoy no podía evitarlo, me estaba arrebatando lo poco que me mantenía unida a mi madre y no estaba dispuesta a permitirlo, lloraba de tristeza, de rabia, de odio, no quería moverme de ahí, al menos estaba sola, no podía dejar que nadie me viera así.

Odiaba la situación, odiaba todo lo que pasaba, extrañaba tanto a mi madre, si ella no hubiese muerto seguramente todo sería diferente ahora. Odiaba que mi padre se casara de nuevo, odiaba a su nueva esposa, entre los sollozos murmuraba palabras, dejaba salir el rencor que tenia en mi interior, la rabia, la impotencia - Te odio... te odio... te odio - repetía una y otra vez, mi quebrada voz se ahogaba entre mis sollozos, no quería llorar, detestaba llorar, pero había llegado a mi limite justo ahora.

Apenas sentí el toque en mi hombro me sobresalte, se suponía que estaba sola, que a estas horas nadie rondaba por los pasillos, menos por los salones, seque rápidamente mis ojos, aplicando algo de brusquedad al hacerlo, nunca, en el tiempo que tenía en este lugar me habían visto llorar, jamás lo hacía, la debilidad no iba conmigo, odiaba que los demás sintieran lastima, que me vieran como alguien débil, porque no lo era, nunca lo sería.

Levante mis ojos y aparte bruscamente la mano en mi hombro, ni siquiera había mirado de quien se trataba, me puse de pie y antes de darle la cara me asegure que no hubiese rastros de lagrimas, me gire y lo vi, un chico al que no había visto antes por el campus, y podría decir que nuevo, no me resultaba conocido – Quien eres? – pregunte poniéndome a la defensiva, era un desconocido, a saber si después iba por el campus comentando esto – Cuanto tiempo tienes aquí? – seguía preguntando – ]es una falta de educación escuchar conversaciones ajenas – agregue, aunque esperaba que no hubiese escuchado nada, mis ojos dieron con el pañuelo en su mano – no necesito de la lastima de nadie – finalice girándome de nuevo, lista para salir del lugar, aun con demasiada rabia en mi interior.